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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Quedan 12 días...

Tal y como os adelantamos, vamos a realizar un proyecto dentro de "olas de energía" de la Capitalidad Cultural de Donostia 2016. Este proyecto denominado "los cíclopes de la noche" se realizará entre el 12 y el 17 de diciembre en el Centro Cultural Casares-Tomasene de San Sebastián. Aquí os presentamos el cartel:




Por un lado tendremos una charla-coloquio sobre la historia y evolución de los faros, el lunes 12, a partir de las 19h00.

Por otro lado, de lunes a sábado, de 18h00 a 20h00, habrá una exposición fotográfica y diversos paneles informativos que ayudarán a comprender mejor la historia y evolución de los faros: los cíclopes de la noche.

Esperamos contar con vuestra presencia en alguna de estas actividades.


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lunes, 28 de noviembre de 2016

Evolución de los Sistemas de Iluminación (II)

SISTEMAS ÓPTICOS Y FORMAS DE IDENTIFICACIÓN
Los problemas que se planteaban para el máximo aprovechamiento de las fuentes luminosas no afectaban únicamente al diseño de las lámparas o al tipo de combustible. Factores fundamentales fueron el cómo conseguir que la escasa radiación no se perdiesen casi íntegramente y llegasen en la mayor medida posible al ojo del navegante.

Por otra parte, el aumento del número de luces obligaba al estudio de algún método que pudiera diferenciar unos de otro, indicando al marino su situación aproximada.

Los reflectores
La primera idea para resolver el problema fue la de situar un espejo reflector detrás de la llama. El inconveniente del limitado ángulo de visión que producía, se resuelve con la primera luz giratoria, instalada en el faro de Carlsten (Suecia).

Esta forma de aprovechamiento de los rayos por reflexión es conocida como catóptrica.

Las lentes
La aplicación de las lentes para refractar y concentrar los rayos de una fuente luminosa en un haz paralelo se realizó por primera vez en los faros ingleses. El humo de las lámparas y la gran absorción de los gruesos cristales arrinconaron esta idea. Para evitar este inconveniente, en 1748, Buffon había sugerido cortarlo en rebanadas, puliendo las caras. Cinco años más tarde, Condorcet propuso hacer las lentes en piezas separadas. Sin embargo, hasta que Fresnel descubrió en 1819 los aparatos lenticulares, no se había reconocido la importancia que tenía este sistema que ha llegado a ser casi exclusivo.

Basado en eliminar la parte del cristal que no tenía efectividad y que producía las aberraciones y distorsiones, Fresnel llegó a la solución buscada con la lente escalonada conocida como dioptrio.

La necesidad de distinguir los faros llevó a la aplicación de varios métodos que fueron evolucionando y mejorando. Las bases generales, que son las que hoy esencialmente subsisten, eran las siguientes: las apariencias empleadas debían ser las de destellos relámpagos de color blanco, en agrupaciones de corto número y de sencilla combinación, de modo que para el reconocimiento de una luz no se emplease tiempo superior a un minuto. Las apariencias debían ser distintas en un radio de 100 millas para los faros de recalada y 50 para los de costa, evitando luces fijas para sustituirlas por ocultaciones agrupadas producidas por el giro de pantallas alrededor de la lente, y evitando las luces rojas y verdes que se reservaban únicamente para las luces locales como las de balizamiento de los puertos.


LINTERNAS
Son el elemento protector de la luz que es la razón de ser de un faro. Su tamaño viene derivado de las dimensiones necesarias para albergar el sistema óptico y la fuente luminosa, con un espacio suficiente para manipularlos, repararlos y revisarlos.

En los faros de leña o carbón eran abiertas y consistían en una cúpula protectora sostenida por apoyos verticales.

Las de aceite estaban protegidas por cristales de baja calidad y pequeño tamaño.

A mediados del siglo XIX eran de forma poligonal o cilíndrica, con montantes verticales. El número de lados dependía de la categoría del faro. En las cilíndricas se usaban cristales curvos.

La siguiente mejora fue el uso de las de montantes helicoidales para evitar zonas de oscuridad.

Con el uso de sistemas de iluminación cada vez más potentes ya no fueron necesarias ópticas de grandes diámetros.

La cúpula transparente fue otra innovación que se empezó a aplicar. Tenía el objeto de servir también de orientación a la navegación aérea.

En cuanto a los materiales empleados para fabricarlas, se utilizó el bronce o hierro fundido para los montantes, el cobre para la cúpula y el palastro o hierro fundido para el basamento.



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sábado, 26 de noviembre de 2016

Evolución de los Sistemas de Iluminación (I)

Los faros son luces de largo alcance que se disponen sobre torres en puntos determinados y significativos de la costa, o en islas y arrecifes, de forma que, al ser reconocidos por los navegantes, puedan determinar su situación aproximada en relación con ellos y sobre cartas náuticas. Para que una vez divisados sea posible identificarlos individualmente, se les dota de una apariencia luminosa que es el conjunto de fases de luz y oscuridad que se suceden durante un cierto tiempo llamado período.


COMBUSTIBLES Y LÁMPARAS
La utilización de los diferentes combustibles se dio en función de dos condicionantes: la facilidad para obtenerlos y los nuevos descubrimientos.

La leña
Hasta finales del siglo XVIII, todos los faros se iluminaban por medio de hogueras, encendidas con leña y dispuestas en la parte superior de las torres.
El arduo trabajo de subir las cargas de leña, los grandes volúmenes que se necesitaban y la dificultad de protegerlos de la lluvia y de los elementos, condicionó en muchos casos su sustitución por lamparillas de aceite de mucho menor alcance.

Las velas
También las velas se utilizaron desde tiempos medievales. En posteriores evoluciones, se les añadió reflectores de cobre, cuyo resultado no era muy bueno porque la llama se movía del centro focal, produciendo apreciables oscilaciones en la intensidad luminosa.

El carbón
Con el incremento en el uso del carbón, se consiguió un combustible más compacto y de mayor duración. Aunque mantenía las desventajas fundamentales de la leña aumentadas por los problemas del transporte desde las minas, los faros que quemaban carbón eran bastante apreciados por los marinos porque se veían a gran distancia.

El aceite
La combustión del aceite no era buena. El aire se dispersaba y escaseaba precisamente en la llama, lugar donde se necesitaba, y no podía competir con el carbón, aunque se reforzase con reflectores. Para solventar este problema se aplicaron diferentes perfeccionamientos como la lámpara Argand de doble corriente de aire o las lámparas de mechas múltiples.
Dependiendo del costo y la facilidad de obtención en cada país, se generalizaron varias clases de aceite. Entre ellos estaban los vegetales, de colza, cacahuete, oliva, lino y coco y los animales, de ballena y tocino.

El petróleo
Con el advenimiento del petróleo en 1859, el aceite sufrió un duro golpe y dejó de emplearse. Pese a las primeras objeciones para su empleo derivadas de su inflamabilidad y de la gran cantidad de humo que desprendía, se superaron con los perfeccionamientos que se fueron aportando.

El gas
Las primeras experiencias para la implantación del gas procedente de la destilación de la madera en iluminación de los faros, datan de principios del siglo XIX.
Este combustible tenía tres importantes inconvenientes: la necesidad de fabricarlo, el transporte en recipientes herméticos sometido a presión y la manipulación.
El acetileno fue el gas más universal de todos los empleados, muy por encima del butano y el propano.

La electricidad
Su implantación llegó en 1853 con los descubrimientos del profesor Holmes, quien diseñó y construyó un generador eléctrico movido por máquinas de vapor que alimentaban un arco eléctrico formado en la distancia que separaba dos carbones, conectados a los polos de aquél.
En 1870 aparecieron los generadores Gramme, más potentes, más pequeños, más fiables y mucho menos costosos que los que se venían empleando. Su aplicación decidió la expansión en el empleo masivo de la electricidad que pronto sería insustituible.



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jueves, 24 de noviembre de 2016

Nombres Famosos en la Historia de los Faros

Muchas han sido las personas que, a través de la historia, han dedicado su vida para mejorar y aumentar la seguridad del navegante. Muchas vidas se han salvado con sus esfuerzos y por los logros conseguidos; entre ellos hay inventores, ingenieros, constructores, simples aficionados y, en un importante porcentaje, los propios encargados del funcionamiento diario de las señales marítimas.


GUSTAF DALEN
Nació el 30 de noviembre de 1869 en una pequeña granja del pueblo de Stenstorp, al Oeste de Suecia, y falleció afectado por un cáncer incurable el 9 de diciembre de 1937.

Una de las primeras aplicaciones para los faros, fue invento de él, concretamente, el destellador de gas acetileno. Las continuas dificultades encontradas para el mantenimiento de los faros y balizas situados en lugares aislados y expuestos a las olas, y la penosa vida de los torreros allí destinados, impulsó la investigación para conseguir un sistema autónomo que las aliviase. A principios del siglo XX se instalaba en una boya el primer destellador de gas acetileno (de manipulación muy peligrosa, pero fácil de obtener a partir del carburo de calcio y de llama muy brillante), con un consumo diez veces inferior al de una luz fija de la misma potencia. Durante todo el invierno la boya funcionaba con un solo acumulador de acetileno. Esto hizo que la fama del invento de Dalen se extendiera rápidamente.

No completamente contento con su invención, el inventor se planteó la forma de disminuir más el consumo. El único camino para ello estaba en conseguir que el destellador se encendiese únicamente durante la noche. Se dedicó a observar el sol, notando cómo los objetos oscuros absorbían mayor energía y se calentaban más que los claros y brillantes. Este principio, unido al de que la dilatación de los objetos es proporcional a su temperatura, le dio la respuesta para el desarrollo de una válvula solar que cerraba el paso del gas durante el día, conservando solamente una pequeña llama de iniciación.

Con los destelladores y las válvulas solares fue posible iniciar las automatizaciones en los faros más inhóspitos.

A él se le debe también el sistema de cambio automático de los capillos y la iniciativa del proyecto para fabricar los primeros radiofaros.

En 1912 la Real Academia de las Ciencias le concedió el premio Nobel de Física por “su invento de mecanismos automáticos que, en combinación con acumuladores de gas, se utilizan para la iluminación en faros y boyas”.


AUGUSTIN FRESNEL
El 10 de marzo de 1788 nacía en Broglie, cerca de Bernay (Francia). El 14 de julio de 1827, siendo Ingeniero Jefe del Servicio Central de Faros y Balizas, una enfermedad orgánica le ocasionó la muerte.

Autor de numerosos descubrimientos relacionados con las aplicaciones ópticas para mejorar los faros, este ingeniero de Canales y Puertos tiene en su haber entre otros: los aparatos de luz fija, los de luz fija variada por destellos, los anillos catadióptricos y las lentes escalonadas. Estas últimas fueron su invención estrella. Consistía en aplicar lentes escalonadas alrededor de otra central, formando un conjunto único que suprimía la aberración esférica y la mayor parte del volumen indeseado que producían las lentes plano-convexas. De este modo, se aprovechaba la máxima cantidad de luz procedente de la débil llama producida por la combustión de los aceites utilizados en las lámparas de entonces.

La primera óptica construida de esta manera se instaló en el faro de Corduan.


LUCIO DEL VALLE
Este ingeniero de Caminos y arquitecto, nació en 1815. En 1874 fallecía, siendo Presidente de la Comisión de Faros.

No sólo son relevantes los inventos en el impulso de la señalización marítima, también lo son los edificios y la construcción de los mismos.

La intensa actividad de Del Valle en el ramo de faros queda reflejada en los puestos que desempeñó en la Comisión. Su obra más representativa como constructor fue la de los faros de hierro del Delta del Ebro, de tipología única en España, que tenían la ventaja de poderse desmontar y trasladar fácilmente cuando así lo exigía el crecimiento de los depósitos del río.



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martes, 22 de noviembre de 2016

Faros Modernos y Contemporáneos

Puede afirmarse que el verdadero comienzo de la iluminación costera empieza con la edad moderna. A partir del siglo XVIII, la consolidación nacional de numerosos países anteriormente disgregados en feudos, señoríos y principados trae como consecuencia la afirmación del poder único, la cohesión interna, la organización y el desarrollo. Las relaciones comerciales de los estados se incrementan y el tráfico naval crece.

Aspectos de seguridad que eran secundarios hasta entonces pasan a un primer plano. Ya no son suficientes las luces de recalada en los puertos más importantes, ahora es preciso balizar la costa, señalar los escollos y marcar los bajos más importantes.

Inglaterra es, de entre todos, el país donde más faros había. Aquí se edificaron las famosas torres de roca y se realizó el primer proyecto de faro metálico.

Las colonias americanas también se beneficiaron, siendo doce los faros que les fueron legados.

Salvo las francesas, que les seguían en importancia, las demás zonas costeras europeas estaban menos avanzadas y el alumbrado marítimo del resto del mundo casi no existía.

Arriesgadas construcciones arquitectónicas en islotes y mar abierto, nuevos combustibles y sistemas de iluminación, aplicación de aparatos ópticos para reforzar la luz y el uso de las señales sonoras se suceden en el siglo XIX, que podría considerarse como la verdadera edad de oro de las señales marítimas clásicas.

España por estos tiempos también inicia el despegue en la construcción de faros, partiendo casi de cero hasta completar una red que comprende la mayoría de los que hoy existen, se establece una organización estatal única para administrarlos y se crea el cuerpo de torreros de faros.

De esta época son casi todos los famosos “Faros de Roca” que hay actualmente, que se levantaron tras vencer enormes dificultades de todo tipo y que han conformado la imagen típica de la torre aislada y solitaria, inmersa en temporales y galernas que todo el mundo imagina.



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domingo, 20 de noviembre de 2016

Faros Medievales

La caída del Imperio Romano marca el comienzo de una etapa de oscurantismo general al que no se sustraen las señales marítimas. La construcción de nuevos faros se interrumpe y los que ya existían desaparecen.

A partir del siglo XII las cosas cambian. La creciente expansión de la navegación en el Norte de Europa y en el Mediterráneo, revitaliza la necesidad de aumentar la seguridad nocturna.

Dos aspectos deben resaltarse en los faros de la Edad Media:
- La mayoría de las luces estaban situadas en la entrada de los puertos de las ciudades marítimas más importantes sirviendo al triple cometido de señalizar, defender y vigilar. Sus sistemas de iluminación de corto alcance servían fundamentalmente para que los marinos advirtiesen la proximidad de las ciudades de recalada.
- Eran frecuentes las luces encendidas de las torres de las iglesias, atendidas por los mismos sacerdotes.

El emplazamiento del primer faro construido en mar abierto fue sobre los bajos de Melori, en 1154. Se utilizaba para marcar a las galeras y embarcaciones que salían y regresaban al puerto de Pisano. Por su estratégica situación, fue blanco de numerosos ataques, siendo finalmente destruido en la batalla de Meloria del año 1284.

El faro más representativo de esta época es el de la Torre de Cordouan, en Francia.


FICHA TÉCNICA DEL FARO DE CORDOUAN:
- Situación: Parte central del estuario de la Gironda, sobre la roca de Cordouan, 45º35’11’’N y 1º10’25’’ W.
- Apariencia diurna: Torre cilíndrica en la parte inferior y troncocónica en la superior, de color blanco, sobre un basamento troncocónico de piedra gris. La linterna y la franja de la torre son grises.
- Característica: Grupo de 2 + 1 ocultaciones en sectores de luz blanco, rojo y verde.
- Alcance: 21 millas.
- Altura sobre el nivel del mar: 67.5 metros.
- Curiosidades: el primer faro en esta localización fue construido por Eduardo, el Príncipe Negro, entre los años 1362 y 1370 y tenía una altura de 16 metros. En él se utilizaba la madera como combustible y estaba atendido por los ermitaños que tenían el derecho de recaudar dos libras por cada navío que pasase. El acceso se realiza por embarcación.



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viernes, 18 de noviembre de 2016

Faros Romanos

Si las referencias históricas de los faros prerromanos son escasas, no sucede lo mismo en lo que a los romanos concierne. La existencia confirmada de más de veinte en aquella época, da una idea aproximada de la importancia que llegaron a alcanzar.

Atendiendo a los datos que se poseen, tres son los tipos básicos en los que se fundamentan los conocimientos sobre ellos: las representaciones gráficas (monedas, grabados y mosaicos), las citas y descripciones escritas, y los restos mejor o peor conservados que de algunos existen.

Dichos datos corresponden únicamente a los ejemplos más característicos, bien porque su valor arquitectónico o histórico hayan justificado mencionarlos, o porque la solidez de su construcción les ha permitido superar el paso del tiempo. Así, otros más sencillos habrían desaparecido por su ubicación y la acción de los elementos naturales y las guerras, lo que traería un número de luces bastante superior a las que se conocen.

Las estructuras de las torres no obedecieron, como norma general, a un modelo específico. Formas cilíndricas, cónicas y prismáticas de secciones constantes y decrecientes, y uno o varios pisos, respondían más a un criterio de estabilidad y resistencia en función de la zona de emplazamiento, la altura y las dimensiones, que a una tipología normalizada.

Los sistemas de iluminación más corrientes eran el fuego de leña y las lámparas de aceite de oliva.

España, Italia, Francia, Inglaterra, Grecia y las costas de Asia y el norte de África, fueron emplazamientos de faros romanos. Algunos de los más importantes son:
- Italia: faros de Ostia, Messina y Pozzuoli.
- Faros de Asia y África: Cartago, Leptis Magna y Laodicea.
- Francia: la Turris Ardens y Forum Julli.
- Inglaterra: el faro de Dover.
- España: Torre de Hércules.


TORRE DE HÉRCULES
Al norte de la Coruña, sobre una loma de 57 metros de altura, se levanta el faro de la Torre de Hércules cimentado sobre una plataforma circular, sobre un terreno que ha contemplado el paso de numerosos pueblos y civilizaciones.

El faro fue construido, con toda probabilidad, en la segunda mitad del siglo I o en los primeros años del siglo II d. C. por mandato del Emperador Trajano. El arquitecto fue Cayo Servio Lupo y se ha utilizado como faro, fortaleza y atalaya.

Esta singular construcción es de planta cuadrangular y presenta una altura total de 55 metros, de los cuales 34.38 corresponden a la fábrica romana y 21 a la restauración realizada en 1789 para modernizar el sistema de señalización marítima.

Exteriormente, presenta una estructura prismática sobre la que se dispone un remate torreado octogonal con refuerzos de sección triangular en las esquinas, que suaviza el arranque de la base cuadrada. A este primer cuerpo torreado le sucede otro, decreciente en altura, que sirve de base a la linterna en la que se encuentra la potente lámpara.

El fanal que alberga la linterna se construyó en 1804. La torrecilla cilíndrica que se eleva a su lado oculta una escalera de caracol y a la vez asegura el pararrayos. La lámpara emite, cada 20 segundos, un grupo de cuatro destellos blancos, con un alcance de 23 millas náuticas.



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miércoles, 16 de noviembre de 2016

Faros de la Antigüedad

A medida que el desarrollo del comercio impulsó la necesidad de aventurarse a grandes distancias por el mar, se puso de manifiesto la conveniencia de emplear como orientación la luz de hogueras situadas en puntos cuya altura y ubicación posibilitaban su localización nocturna. Para ganar elevación en sitios donde no la había, y para facilitar su mantenimiento en tiempos de tormentas y temporales, se empezó a protegerlas adecuadamente mediante estructuras artificiales.

En ocasiones, los marineros agradecidos a la ayuda que les prestaban, las hicieron motivo de culto, edificando templos en su honor, santificados y dedicados a las divinidades, a los que enriquecían y sostenían con sus ofrendas.

Numerosas leyendas y costumbres rememoran y hacen mención de la existencia de estos fuegos, y son muchos los pueblos que se disputan el honor de su primera utilización. Desde la lucha de Hércules con Nesox, hasta las leyendas de los celtas galaicos, pasando por las obras de Homero o Virgilio.

El nombre de faro podría venir de la palabra griega “luz” o “brillo”. Sin embargo, hay razones para creer que antes de que los griegos llegaran a ser una nación marítima, los libios y los kulitas, habían construido torres de fuego a lo largo del bajo Egipto. El nombre libio para estas torres era “tor”, y como “is” significa fuego, tenemos el compuesto “tor-is” o torre de fuego, del que se deriva el griego y el latino “turris”.

Una explicación más plausible se extrae de la divulgación popular del nombre de la isla de Pharos, en Alejandría, lugar donde se elevó el faro más representativo de todos los tiempos, que sirvió de ejemplo para la construcción de otros muchos, aunque no fue el primero de los construidos.

Otra teoría apunta a que la palabra es la helénica “Phrah”, nombre egipcio del sol, al que el faro de Alejandría era comparado por su magnificencia.

El más antiguo del que se conserva referencia escrita es el de Sigea, en el promontorio de su nombre, construido aproximadamente en el 650 a. C.


EL FARO DE ALEJANDRÍA
Este faro estaba ubicado en la isla de Pharos, al oeste de la desembocadura del Nilo y frente a la ciudad de Alejandría. Esta isla alcanzaba una elevación de 12 metros. Estaba formada por partes diferenciadas y la del este habría sido el emplazamiento del faro sobre cuyas ruinas se levantaría en el siglo XV el fuerte de Qaitbay.

El gran desarrollo que alcanzó esta isla, junto con la dificultad de la costa desprovista de puertos, baja y plagada de escollos y bajíos, hicieron necesario colocar una señal alta y muy destacada a fin de que los navegantes procedentes de alta mar no equivocasen la entrada del puerto. Algunas referencias señalan su construcción en el año 295 a. C. y una inscripción encontrada en una de las paredes revela que el arquitecto fue Sóstrato de Cnido.

Según la descripción de Ibn-al-Sayj, que parece la más fiel de todas las existentes, el faro estaba dividido en tres cuerpos, siendo la altura total de 53 brazas, correspondientes a 121.9 metros.

En el 736, un terremoto derrumbó la parte superior de la torre y posteriormente quedaron dañados los cimientos de la parte occidental por la acción del mar. Otro terremoto en el 995 causó nuevos desperfectos en la parte superior y treinta codos se desmoronaron. En 1302, un nuevo temblor lo destruyó casi por completo y en 1349 ya no quedaba nada de él.


EL COLOSO DE RODAS
Calificada tradicionalmente como otra de las siete maravillas del mundo, la estatua de Helios popularmente conocida por el nombre de “Coloso de Rodas”, no puede afirmarse con certeza si en realidad fue utilizado como faro.

Este Apolo gigantesco tuvo como escultor a Cares de Lindos y su contemporáneo Lachus sería el encargado de terminarlo. Dos son las hipótesis más verosímiles del emplazamiento de éste en la ciudad de Rodas: la que lo sitúa en el centro de la ciudad y la que lo hace en el extremo de la escollera donde se construyó la iglesia de San Nicolás que hoy alberga el mayor faro de la isla.

Iniciados los trabajos de construcción en el año 300 a. C., finalizaron 15 o 20 años más tarde. En el año 225 a. C., un terremoto lo derribó rompiéndolo por las rodillas.



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martes, 15 de noviembre de 2016

Quedan 27 días…

Desde estas líneas queremos comunicaros que queda menos de un mes para que vea la luz un nuevo proyecto que hemos diseñado: “Los cíclopes de la noche”.

Mediante un modelo de coloquio abierto, Carlos Calvo Gómez y Mario Sanz Cruz, fareros de Suances y Mesa Roldán, respectivamente, darán testimonio de sus vidas, recuerdos e historias de los faros, dando a conocer su misión y funcionamiento. Se hará un recorrido por la historia de los faros y su evolución tecnológica. Finalmente, la propia identidad del faro, como edificio, como objeto cultural y patrimonial, o como entorno narrativo, serán entre otros, los temas de esta tertulia.

A su vez, habrá una exposición fotográfica y diversos paneles informativos que ayudarán a comprender mejor la historia y evolución de los faros: los cíclopes de la noche.

“Los cíclopes de la noche” ha sido seleccionado dentro de Olas de Energía, programa que la Capital Europea de la Cultura Donostia/San Sebastián 2016 ha puesto en marcha para promover iniciativas culturales de la ciudadanía.

A lo largo de este mes escaso que queda para que vea la luz, iremos publicando diferentes informaciones relacionadas con la historia y evolución de los faros y los actos que tenemos programados.


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